02 agosto, 2006

El Mundo

Um hombre del pueblo de Neguá, em la costa de
Colômbia, pudo
subir al alto cielo.

A la vuelta, conto. Digo que había contemplado,
desde allá arriba, la
vida humana. Y dijo que somos um mar de
fueguitos.

- El mundo es eso – revelo – Um montón de gente,
un mar de
fueguitos.

Cada persona brilla com luz própria entre todas
las demás.

No hay dos fuegos iguales. Hay fuegos grandes y
fuegos chicos y
fuegos de todos los colores. Hay gente de
fuego sereno, que ni se
entera del viento, y gente de fuego loco que
llena ela ire de chispas.
Algunos fuegos, fuegos bobos, no alumbrn ni
queman; pero otros
arden la vida com tantas ganas que no se
puede mirarlos sin
parpadear, y quien se acerca, se enciende.
(Eduardo Galleano)


... e de te amar assim muito e amiúde
É que um dia em teu corpo de repente
Hei de morrer de amar mais do que pude...
(V.M.)

Um comentário:

Anônimo disse...

Sonhei com poemas escritos por tua propria mão, grafitados nas paredes dos labirintos, que vezes por outras nos perdemos.
L Freitas